LA MORTALIDAD DE LAS TRUCHAS DEVUELTAS AL AGUA Y ALGUNA DE SUS IMPLICACIONES EN LA GESTION DE LA PESCA
Autor: Fernando Alonso Gutiérrez
Tradicionalmente las limitaciones impuestas al empleo de determinados cebos han venido establecidas por lo que podríamos llamar un criterio de "eficacia", esto es, se limitaba el empleo de un cebo que se consideraba excesivamente eficaz. Un ejemplo en esta línea podría ser la prohibición de empleo del asticot o el queso para la pesca de la trucha en determinadas disposiciones legales. Desde el punto de vista técnico esta limitación no tendría mucho sentido en el momento en que se fijase un cupo máximo de capturas de una forma racional (ajustándolo a la intensidad y eficacia de la presión de pesca y a las existencias de peces en el tramo), puesto que es lo único en que repercutiría el empleo de un cebo más eficaz sería en disminuir el tiempo necesario para alcanzar dicho cupo. Sin embargo, la falta de datos sobre las poblaciones de peces y sobre la presión de pesca, así como la falta de medios para controlar de forma adecuada al cumplimiento de los cupos, ha hecho que los cupos de captura no suelan fijarse siguiendo este criterio en España. Esto es especialmente cierto en el caso de las aguas libres, en las cuales el gestor dispone de menos opciones para regular el impacto de la pesca sobre la poblaciones (puesto que no se puede limitar el número de pescadores que pescan en el tramo), y donde la falta de datos es dramática.
La escasa consistencia de los criterios técnicos utilizados a la hora de determinar los cupos y los cebos autorizados, así como la tradicional falta de información y divulgación por parte tanto de la Administraciones Públicas como de las Federaciones de Pesca y Sociedades de Pescadores, no ha hecho sino favorecer el desarrollo de la importante polémica que ya de por sí desata el empleo de cebos naturales dentro del colectivo de pescadores por motivos muy diversos.
Desde hace unos años la gestión de la pesca en España ha ido incorporando una mayor base técnica, comenzando a plantearse limitaciones de uso de determinados cebos en base a las mortalidades en devolución generadas por su empleo, más que por otra serie de criterios más subjetivos. Esta mortalidad es la que se produce, con cada tipo de cebo, como consecuencia de la captura y el manejo en los peces que se devuelven al agua (bien por que sea exigido por la normativa aplicable, bien por la voluntad del pescador) una vez transcurrido un determinado tiempo desde la captura (habitualmente tres o cuatro días). No obstante, en la actualidad dicha tendencia sólo está recogida de forma explícita en la reglamentación de pesca en Castilla-La Mancha. Efectivamente, en el Reglamento de Pesca Fluvial se incluye, al desarrollar los Planes de Gestión de especies de interés preferente (P.ej.: la trucha común), una referencia a la mortalidad en devolución originada por los diferentes cebos y artes de pesca, clasificándolos según dicha mortalidad y limitando su empleo en función de los objetivos de gestión de cada tramo.
La mortalidad en devolución es un factor especialmente importante en aguas sometidas a una considerable presión de pesca, en las que la probabilidad de que un pez sea capturado es elevada ((como ocurre con la mayor parte de nuestras poblaciones naturales de trucha común). Parece obvio que si un número elevado de los peces que se devuelven al agua murieran posteriormente, no sería justificable imponer su devolución. Por otro lado, si la mortalidad no fuera apreciable, la población podría soportar una determinada presión de pesca sin ponerla en peligro. Por ello resulta imprescindible conocer la mortalidad que originan entre los ejemplares capturados las distintas artes de pesca, saber si existen diferencias significativas entre ellas, y evaluar los demás factores que puedan incrementar o disminuir dicha mortalidad.
Dada la importancia que van adquiriendo en la gestión de la pesca en nuestro país las medidas de gestión afectadas de una forma u otra por este factor, como puedan ser la implantación de tramos sin muerte o con tallas mínimas elevadas, o la citada limitación de empleo de cebos naturales, creemos especialmente interesante poner a disposición de los pescadores y gestores españoles los resultados obtenidos en otros países, en los cuales la mortalidad en devolución ha sido analizada en detalle y desde hace tiempo, ya que los estudios realizados en nuestro país a este respecto son muy escasos, y en este momento no conocemos resultados publicados acerca de los porcentajes de mortalidad en España. En este artículo nos centraremos en los datos obtenidos en truchas (el grupo más estudiado, y el más afectado por la presión de pesca y las limitaciones especiales) si bien en la bibliografía pueden encontrarse datos de mortalidad para salmón del Atlántico, lucio y black-bass, entre otros.
Las especies estudiadas, los tipos de cebos empleados y, en general, el resto de variables consideradas no difieren mucho de las que encontramos en España, por lo que opinamos que al menos los resultados más concluyentes pueden aceptarse como válidos a priori para la gestión de nuestras poblaciones de truchas. De hecho, algunos ensayos realizados por nosotros ofrecen resultados muy similares a los de estos estudios (ver tabla 1). Sin embargo, no hay que olvidar tampoco que los estudios realizados en particular sobre trucha común son relativamente escasos, ya que los autores americanos (donde más se ha estudiado el tema) se han centrado preferentemente las especies de trucha propias de sus ríos.
Se comparó la mortalidad originada por cada uno de estos cebos en 50 truchas (repartidas en 5 lotes de 10) de un tamaño medio de 18,98 cm.. El hecho de emplear distintos tamaños de anzuelo fue intentar manejar la tamaños más habituales empleados en la provincia con cada una de las técnicas (no se pretendía evaluar diferencias entre tamaño de anzuelos). Las truchas capturadas se marcaron mediante ablación parcial de una de las aletas. Se empleó un lote testigo, también de 50 truchas, capturado con sacadera y marcado simultáneamente con todas las marcas empleadas, para controlar el posible efecto del marcaje en la mortalidad. La mortalidad en el testigo fue del 0%. Los lotes se mantuvieron durante 10 días repartidos en 5 estanques (en cada estanque se tuvieron 10 truchas del lote testigo y 10 de cada uno de los lotes pescados con diferentes artes, para eliminar la posible influencia de los estanques en la mortalidad), anotando al final de cada día las bajas. Los valores de mortalidad con cebo natural (lombriz en anzuelo del núm.
no pudieron calcularse con la misma precisión porque..... las truchas atacaban antes a los plomos que a la lombriz!!!, y hubo que suspender el experimento cuando sólo se habían capturado 20 ejemplares. La mortalidad media observada con estos ejemplares fue del 12%.
Las variables que influyen en la mortalidad en devolución son muchas, y algunas de ellas de difícil medida, por lo que es frecuente encontrar resultados diferentes en este tipo de trabajos. Por ejemplo, en el trabajo de Wydoski (1977) concluía que la mortalidad originada por los cebos artificiales (excluida la mosca) era mayor que la originada con mosca artificial, mientras que la posterior revisión realizada por Mongillo (1984) no encontraba diferencias entre ambos tipos de señuelo. Por ello se ha seleccionado como base para este artículo la excelente revisión realizada por Taylor y White en 1992, que tiene la ventaja de comparar mediante técnicas estadísticas los resultados de la totalidad de estudios de mortalidad realizados hasta dicha fecha sobre truchas, lo que supone eliminar en gran medida las diferencias debidas a las particularidades de cada experimento, y permite basar los datos en los varios miles de individuos estudiados por diferentes investigadores a lo largo de los últimos sesenta años.
Las variables analizadas por estos autores para determinar su posible relación con la mortalidad en devolución son las siguientes:
1. Especie de trucha. Los estudios que se han realizado sobre la siguientes especies: trucha común (Salmo trutta), trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss), salvelino común (Salvelinus fontinalis), trucha de garganta cortada o "cutthroat" (Oncorhynchus clarki), y trucha de lago (Salvelinus namaycush), de las cuales sólo las tres primeras están presentes en España, aunque el salvelino con una distribución muy limitada.
2. Tipo de cebo o señuelo empleado (clasificándolos en mosca artificial, otros señuelos artificiales(1) y cebo natural).
3. Empleo de anzuelos provistos o no de muerte o arponcillo.
4. Origen de los peces (según fueran ejemplares capturados en piscifactorías o en el río).
5. Porcentaje de peces clavados en zonas críticas (arcos branquiales, esófago, etc.....).
6. Temperatura del agua.
7. Tamaño de los anzuelos.
8. Número de anzuelos del señuelo.
9. Tamaño medio de los peces.
10. Manejo realizado por el pescador. (Solamente se consideró en esta variable el tiempo de lucha con el pez).
De todas estas variables, sólo las cinco primeras (especie de trucha, tipo de cebo empleado, empleo de anzuelos con o sin muerte, origen de los peces y porcentaje de peces clavados en zonas críticas) muestran, en el conjunto de los trabajos estudiados, una relación significativa con la mortalidad en devolución.
Analizando los resultados por especies, la trucha común resultó ser la menos afectada por la mortalidad en devolución, siendo el porcentaje de mortalidad medio para todo tipo de cebos inferior en cerca de tres veces al del salvelino común y la trucha arco-iris.
Los cebos naturales causan una mortalidad del orden de diez veces mayor que la originada por los cebos artificiales. A este respecto hay unanimidad en todos los trabajos analizados, si bien los porcentajes observados varían. Los valores medios obtenidos son los que se recogen en al Tabla 2. Las diferencias existentes entre los distintos tipos de cebos artificiales son considerablemente menores, como puede verse en la misma tabla.
El empleo de muerte en los anzuelos (la forma habitual de venta de los mismos) supone una mortalidad casi dos veces mayor en el caso de los cebos artificiales, y de unas cuatro veces en el caso de cebos naturales, como se indica en la tabla 3. Las estimaciones de mortalidad para cebo natural con anzuelos sin muerte deben manejarse con cautela, pues solamente en un estudio se empleó esta combinación de métodos.
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